EL
MUNDO
2 marzo
2023
Advierten
de la excesiva y no justificada prescripción de vitamina D
C. G. Lucio
Un estudio muestra que existe una
excesiva prescripción de dosis altas de esta vitamina sin que esté justificado.
En exceso, su consumo puede acarrear complicaciones
¿Se está sobrediagnosticando el
déficit de vitamina D y recetando en exceso una suplementación? Un estudio
concluye que sí. Según sus datos, los niveles en sangre de esta vitamina se
analizan en muchos casos sin justificación, se prescribe la ingesta de
suplementos aunque no esté indicada y se hace un inadecuado seguimiento de su
utilización.
La vitamina D es un nutriente fundamental para nuestro
organismo que se obtiene a través de la dieta y por la exposición al sol, si
bien también puede ingerirse a través de suplementos. No obstante, en exceso
puede acarrear complicaciones importantes como la aparición de hipercalcemia
(exceso de calcio), arritmias cardiacas o el desarrollo de cálculos renales,
entre otros.
La investigación, que se publica en el último número de la
revista de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, ha realizado
un seguimiento a 212 pacientes de un único centro de salud de Castilla y León,
pero sus conclusiones coinciden con la de otros
trabajos internacionales previos. "El número de determinaciones de
vitamina D ha aumentado de manera exponencial en los últimos años en muchos
lugares del mundo" multiplicándose por ejemplo "por 80 en EEUU en
apenas una década (2000-2010), por ocho en Francia entre 2008 y 2013 o por 11
en Liverpool, Reino Unido, en seis años", señala el texto.
"En los últimos años se ha evidenciado un aumento de
interés por la vitamina D debido no solo a su implicación en la salud
músculo-esquelética, sino también a su supuesta implicación en procesos
extraóseos (cáncer, enfermedad cardiovascular, diabetes, depresión,
funcionamiento cognitivo, estado funcional, etc.). Este hecho, junto con la
mayor accesibilidad a las peticiones, la controversia sobre los niveles
plasmáticos adecuados, e incluso posibles intereses comerciales y económicos,
distintos a la salud del paciente, probablemente ha repercutido en un aumento
de las determinaciones en todo el mundo", explican a través del correo
electrónico María Jesús Hernández Arroyo y Alfonso Díaz Madero, miembros de la
Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP) y firmantes de
la investigación, quienes señalan que "actualmente no existe consenso en
la comunidad científica sobre la definición de deficiencia de vitamina D o su
nivel óptimo".
"Según el Institute of
Medicine, la prevalencia de déficit de vitamina D está sobreestimada porque,
con frecuencia, los puntos de corte son demasiado elevados. Esto puede llevar a
catalogar como enfermos o en riesgo de enfermar a individuos en realidad
sanos", subrayan. Por ello, continúan, "es necesario alcanzar un
consenso general entre los laboratorios de análisis clínicos que permita
establecer unos valores de referencia comunes, basados en las recomendaciones
actuales, y que eviten medicalizar innecesariamente a la población".
Seguimiento de pacientes
Los 212 pacientes analizados en el estudio español eran
mayores de 14 y estaban en tratamiento con alguno de los dos principales
suplementos de vitamina D, colecalciferol (104) y calcifediol
(108). Según los datos del seguimiento, a un 83% de los pacientes se les había realizado un análisis previo para comprobar los
niveles de vitamina D pese a que esa determinación solo estaba justificada en
un 52% de los casos. Los autores de la investigación subrayan que la medición
de esta vitamina no debe realizarse de manera indiscriminada, sino ante la
presencia de determinados factores, como trastornos relacionados con el
esqueleto, enfermedad renal crónica, malabsorción o alto riesgo de caídas en
ancianos, entre otros.
El 48% de la muestra "no tenía justificada la petición
de los niveles de vitamina D, lo cual sugiere que no se valora previamente la
existencia de factores de riesgo asociados al déficit de vitamina D",
señalan en el texto.
El trabajo también mostró que en el 24,1 % -casi uno de cada
cuatro pacientes-, el tratamiento no estaba justificado al no existir factores
de riesgo con suficiente evidencia sobre el efecto beneficioso del tratamiento
con vitamina D.
"Llama la atención que el 16,6% estaba en tratamiento
sin tener determinación previa de niveles de vitamina D, lo cual hace pensar
que en ocasiones se pauta como suplemento nutritivo sin control analítico, lo
que conlleva riesgos de sobretratamiento", señalan los investigadores en la
revista.
Además, también se detectó un inadecuado seguimiento del
tratamiento. Al 38,2% de los pacientes no se le habían realizado nuevos
análisis para determinar los niveles de vitamina D tras un año de seguimiento,
pese a que es lo indicado.
"Las recomendaciones actuales aconsejan solicitar una
analítica al cabo de cuatro meses del inicio del tratamiento y posteriormente
realizar un control anual para evitar la intoxicación. Nuestro estudio muestra
que no se realizó seguimiento del tratamiento al 38, 2%, lo que implica riesgo
de sobretratar", indican los autores.
En sus conclusiones, los autores subrayan que los datos de
su trabajo muestran que "existe una elevada proporción de peticiones de
niveles y prescripciones de vitamina D no justificadas", lo que puede
acarrear consecuencias no deseadas.
"El principal efecto secundario de la sobredosificación
es la hipercalcemia, que puede producir desde anorexia, náuseas, vómitos,
debilidad muscular, litiasis renal, arritmias cardíacas, depresión, confusión y
coma", explican.
"En el año 2019 se publicó una nota de seguridad por la
Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, en la que se alertó de
la existencia de casos graves de hipercalcemia, tanto en pacientes adultos como
pediátricos, que se atribuyeron a la administración de dosis diarias o
frecuencias de administración superiores a las recomendadas", añaden.
De todas formas, los farmacéuticos recuerdan que "los
efectos adversos por suplementación son infrecuentes" y "se producen
fundamentalmente cuando se utilizan presentaciones de dosis acumuladas, pues
existe mayor riesgo de errores de prescripción o de mala interpretación de la
posología por parte del paciente".
Los datos del trabajo, señalan los investigadores en la
revista, indican también que "hay una elevada variabilidad en los
criterios aplicados por los distintos profesionales y un insuficiente
seguimiento de los niveles tras el inicio del tratamiento, por lo que se
precisa formación a los profesionales sobre la adecuación de la medición y tratamiento".
"Es recomendable incorporar a las historias clínicas
electrónicas herramientas informáticas que puedan ayudar a los profesionales en
la toma de decisiones; también hay que mejorar la comunicación entre atención
primaria y la hospitalaria, así como consensuar con el laboratorio en análisis
clínicos del área los valores de referencia y basarlos en las recomendaciones
actuales", concluyen.